Putina Punco, Puno: Viaje a la selva que protege al café más rico del mundo

Partimos de Juliaca hacia Taraco y pronto nos encontramos con el río Ramis que avanza como una lenta serpiente por el altiplano puneño. Cerca de Taraco, varias construcciones de adobe de forma cónica destacan en el horizonte. Son los putucos que se usan como vivienda, corral o almacén según lo determinante casa familia. Una hora después de la partida, tras pasar la desembocadura del Ramis en el lago Titicaca, llegamos al desvió que nos llevará a Putina, conocida por sus baños termales y sus hermosa iglesia del siglo XVIII adornada con finos trabajos en cerca del maestro José Espinoza Mamani. Cirios, candelabros, ángeles y santos hechos de parafina se exhiben en las paredes del templo y rodean el altar principal. Es un trabajo meticuloso que, según su autor, es único en su genero en el Perú.

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Abandonamos putina para cruzar el abra La Pampilla (4707 msnm), que marca el punto más alto del camino y es el inicio de la bajada de la bandeja hacia la ceja selva puneña. Desde allí se observa el nevado sobre el que subsiste el pueblo minero de Rinconada, un lugar donde la ambición por el oro ha creado terribles historias. El camino también pasa cerca de Ananea, un zona de relaves y tierra removida por las minas donde el trazo de la carretera cambia cada cierto tiempo debido a que se excava por todos lados.

Minutos después el camino se convierte en una interminable repetición de zigzags que suben y bajan y suben por los cerros con andenes abandonados y andenes que aun sostiene solidarias casas y sembrios. Conforme pasan los Kilometro, la Vegetación cambia de bucolico marrón a exuberante verde. Miles de curvas después llegamos a Sandi. la capital de provincia del mismo nombre; un ciudad que parece tan indefensa frente a un deslizamiento de las montañas que la rodean como Machu Picchu Pueblo. Aprovechamos para recorrer un circuito de tres caídas de agua y para bajar al rió Tambopata. Tres horas más allá esta San Pedro de Putina Punco, un lugar que solo en visitado por los que se dirigen al Parque Nacional Bahuaja Sonene, o van en busca de los productores del mejor café del mundo, un producto que en siglo XXI ha ganado varios premios nacionales e internacionales por su calidad excepcional.

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INTRODUCCÍON AL BUEN CAFÉ

“Cuidando con los balcones”, advierte René Quispe, representante de la Central de Cooperativas Agrarias Cafeterales de los valles de Sandia (Cecovasa), antes de guiarnos por el camino al borde del abismo que nos llevará hacia donde se produce uno de los mejores cafés del mundo. Todos miran hacia arriba buscando los balcones, pero Quispe aclara que se refiere a la tupida maleza que crece al borde de la vía y crea trampas hacia el vacío.

Después de la advertencia caminamos en fila, con un ojo en el precio y otro en las verdes montañas que nos rodean. Tras dos horas bajo la sombra de los árboles y tras atravesar dos campos sembrados de coca e infinidad de riachuelos que discurren desde lo alto del monte, encontramos a un hombre con botas de hule, pantalón azul, camisa a cuadros, gorra y un machete en la mano. Es Raúl Mamani, varias veces primer puesto en concurso nacionales y hoy productor del mejor café del mudo según la feria Global Specialty Coffe Expo Seattle 2017. En realidad, él es parte de una tradición cafetalera compartida con sus vecinos si es que se le puede decir así a los que viven en la montaña del frente, Wilson Sucaticona y Benjamín Peralta, entre otros, Mamani nos asegura que solo falta media hora para llegar a sus parcela y eso para la gente de la ciudad significa, por lo menos, una hora o mas de camino.

Tras una empinada subida que desemboca en un claro del bosque aparece la chacra de Raúl. Él llegó mucho antes que nosotros y está cosechando con sus hijos los granos de las especies canturra amarill, canturra roja y borbón, que parecen  cuentas de coloridos colares. Es un trabajo de filigrana ya que deben recolectar, una por una, las bayas que se aferran a esos arbolillos llamados cafetos. Entre la maleza de mueve cinco coatíes o uchuñaris que se comen los granos más tiernos. Ellos son los protagonistas del café Uchuñaris Tunquimayo, que es recolectado luego de ser expulsado por estos animales y es vendido a USD30 el kilo por Mamani y a mucho más en el extranjero.

Casi toda la casecha de procesa cerca de la casa del cafeteo. Luego de quitar las semillas de las bayas y laverlas, se dejan secar sobre largas mesas cubiertas con techos de plásticos que multiplican el intenso sol y funcionan como hornos de secado. El producto es enviado en sacos a Juliaca donde se tuesta y es envasado para ser exportado a lugares Japón y Europa. Mamani resalta que, hace 20 años el trayecto hasta Juliaca tomabas dos días y hoy, gracias al buen estado de la carretera, solo toma ocho horas. Unos minutos después nos despide al borde del abismo y desaparece entre el follaje.

COMO LLEGAR

Vuelos Lima – Juliaca (1h 30m) en Lan , Taca y Star Perú.l

De Juliaca a Putina Punco son ocho horas en carro particular y diez en trasporte público (S/35, tomar carros en el óvalo Pedro Vilcapaza)

RECOMENDACIONES

  • Usar bloqueador y repelente en la zona de ceja de selva.
  • Si va su propio vehículo maneje con mucho cuidado y respete los límites de velocidad, en muchos tramos el camino es de solo carril. Puede ver el recorrido de la carretera en iccgsa.com.
  • Ver lugares de compra de café en cecovasa.com.pe.