10 lecciones que aprendes viajando mientras eres jóven

Siempre creí que la edad es una cuestión de actitud, por ende, sentirse “joven” también lo es. Con esto quiero decir que definitivamente, no existe una edad indicada para viajar por el mundo y conocer tantos lugares maravillosos como te imagines.

Muchas veces leemos que los veintitantos son el mejor momento para hacerlo, entiendo que quizás esto es así porque:

  • Es en ese momento donde elegimos (o no) que queremos hacer de nuestra vida, o al menos comprenderemos mejor que es lo que no queremos.
  • Viajar a esta edad nos ayuda a encontrar lo que nos apasiona y nos hará pasar por todas las emociones que imagines.
  • Descubrirás que muchas personas se equivocan sobre otros países, como escuché una vez.
  • A esta edad somo más adaptables, nos da igual economizar en alojamiento y comida, con tal de poder viajar más tiempo, o para conocer más lugares.
  • Aprenderás de la diversidad, y en mi opinión lo más importante, abrirás tu cabeza en todos los sentidos posibles, día a día verás que la realidad es una construcción hecha por los ojos de quien la mire

Más allá de todo esto, creo que es importante ni donde, ni cuando, ni como. Viajar, salir de casa, dejar todo o hacerlo por un tiempo, por vacaciones, por un fin de semana, es siempre una experiencia 100% reveladora si así buscamos que sea. Con varios kilómetros a cuestas, fui aprendiendo algunas lecciones o mandamientos viajeros que me encantaría compartir.

1. viajar es el primer paso para salir de tu zona de confort

Aunque suena trillado, adhiero al 100% con la frase que dice que “La magia está fuera de tu zona de confort”. No importa si vas de backpacker o prefieres un all inclusive. Tampoco si te vas a estudiar, trabajar, o a probar suerte para elegir tu lugar en el mundo. Viajar implica siempre salir de lo conocido, lo certero, lo seguro. Es en todos esos estadios donde sucede la magia, el ser humano se muestra a sí mismo capaz de hacer cosas que no sabía que podía. Muchas de las cosas que diariamente te dan verguenza, se transforman en algo necesario para sobrevivir, y mucho de lo que quizás te da miedo aparece como una nueva aventura por probar. Desde practicar un deporte extremo hasta buscar trabajo en otro idioma son cosas esenciales para el crecimiento personal.

2. No creas todo lo que te dicen sobre un lugar, ¡Saca tus propias conclusiones!

En la era de las comunicaciones y el acceso inmediato a la web, es más que normal que busquemos información y que recopilemos opiniones sobre un destino que pensamos visitar. Muchas veces las experiencias de cada persona varían tanto, que uno no sabe qué creer. Hay lugares como India que generan sentimientos de amor-odio de sus visitantes. Miles de veces me dijeron: ¡No viajes sola! ¡No vayas a tal lugar! ¡La gente de ese país es cero tolerante con los turistas! ¡No es un país para mujeres! , entre otras. Pero con el tiempo aprendí que tengo que elegir por mi misma y no por los ojos de los demás. No quiero decir que no hay que ser precavidos y cuidarse de ciertos timos locales, o que no hay que escuchar recomendaciones, sino que hay que confiar también en el instinto propio cuando estás on the road. Nada será más valorable que la opinión que vos saques sobre un destino y su cultura por experiencia propia.

3. Siempre hay gente en la misma que vos

No dejes que los interrogantes o miedos al momento de emprender un SOLO TRIP te bloqueen. Absolutamente en todos los rincones del planeta habrá personas que están exactamente en tu misma situación. Interactua, habla, pregunta, invita. Los hostels siempre resultan ser un lugar perfecto para conocer gente, así como también los bares, la playa, la calle, y donde sea que estés. Inclusive hoy hay muchísimas apps para buscar compañeros de viajes de aventura.

Los argentinos compartimos esa locura y felicidad inmensa de encontrar a nuestros compatriotas en el exterior, pero OJO, no pierdas la oportunidad de sumergirte en el mundo de los locales, es la mejor forma de conocer su cultura desde adentro.

4. Armá tu viaje según lo que estés buscando

A veces planear un viaje no es cosa fácil, no sabemos por dónde empezar, qué hacer, etc. Nunca es lo mismo armar un viaje de vacaciones con un grupo de amigos o con tu pareja, que mudarte a otro país con una working holiday para asentarte temporalmente en un lugar, o cualquier otra opción.

Cuando volví del Sudeste Asiático mucha gente que quería viajar me preguntó qué hice, cuanto gasté, qué conocí, qué me gustó más, dónde me alojé, cuándo fui, etc. y aunque yo les contaba mi experiencia, creo que cada uno arma la propia según sus preferencias. ¿Quierés viajar para conocer la cultura y las costumbres? ¿Quierés playa y naturaleza? ¿Prefieres las grandes ciudades?, y lo esencial, ¿Cuánto tiempo tengo disponible para viajar? Dinero y tiempo son recursos agotables. Preguntas como esas y teniendo en cuenta el presupuesto, uno puede guiarse para empezar a buscar información en detalle.

Tip: buscá los medios de transporte y las distancias de lugar a lugar, por ahí si solo vemos el mapa no nos damos cuenta y podemos tardar más de lo esperado.

Inclusive, tu plan de viaje puede ser no planear nada, y dejarte fluir según como se van dando las cosas, al fin y al cabo, cuando nada es seguro, todo es posible.

5. Nunca existirá el momento perfecto, toma coraje y hazlo perfecto

Siento que cuando estamos por emprender uno de esos viajes que marcará un antes y un después en nuestra vida, siempre existen miedos, cosas que no queremos dejar (familia, amigos, perros, gatos, comidas, trabajo, la almohada y la cama de siempre, entre otros). Siempre son cosas que al final del día no tienen “precio”, pero sí mucho valor espiritual. Viajar es darle a todo eso una vuelta de rosca, es volverlo a sentir, “no hay perspectiva sin distancia” escuché una vez y lo guardé conmigo… alejarnos no sólo nos hará crecer interiormente por salir de todo lo conocido, sino que pondrá nuestro mundo interno patas para arriba, y nos hará estar a flor de piel durante todo el camino. No te pierdas la oportunidad de vivir esta sensación.

El momento es perfecto cuando te das cuenta que coincidir contigo mismo en ese tiempo y espacio, en sintonía con el presente, es todo lo que vale la pena.

6. No te escapes de nada, viajá para reinventarte

Incontable son las veces que charlando con viajeros, intercambiando historias, mucha gente te cuenta que decidió emprender un viaje porque les pasó algo que los marcó. Ya sea terminar una relación de pareja de muchos años, una perdida importante, una oportunidad laboral frustrada, entre otros motivos. Demás está decir que las cargas que tenemos con nosotros las llevamos en la mochila a donde sea que vayamos; pero si, concuerdo en que capaz es más fácil llorar tomando un trago mirando el atardecer, con los pies en el mar, del otro lado del planeta.

No esperes a que la vida se te escape, a que surja en vos la típica pregunta de ¿porqué no lo hice antes?, porque aunque sea tarde, si el mundo llama hay que ir por él.

Viajá para sentir, para entender, para que el dolor se vaya de a poco y para que todo lo bueno que está en ti salga a flote, viajá para sacarte los prejuicios, para ver a tu alrededor tu propio espejo y reinventarte como persona, viajá para contagiar de vivir , viajá para ayudar, para agregar a tu CV experiencia de vida, en la que no importa la antiguedad.

7. Que la curiosidad se convierta en tu mejor amiga

Cuando el sentido de la orientación nunca ha sido tu fuerte (como es mi caso), Google maps suele ser una gran compañia de viajes. Perdida me sentí varias veces viajando sola, hasta que descubri que perdiendome era nueva forma de conocer los lugares. Caminar sin rumbo, admirar los edificios o la naturaleza, observar a la gente y pensar a donde van, que piensan, que sienten. Soy fanatica de hacer eso cuando viajo, en realidad me gusta hacerlo siempre, pero cuando estoy en modo viaje todo parece ir más despacio. Hay que dejarse llevar por la intuición, dejar que la curiosidad te guíe, te aseguro que los lugares más increibles que vas a conocer no van estar en el “Top 10” de puntos para visitar de la lonely planet, sino que los descubris creyendote perdido y terminando en frente de una playa paradisiaca mirando el atardecer. Lo que si: nunca te apures, conoce menos lugares pero conectarte con cada suelo que pises.

8. Sé buen viajero: cuida la naturaleza, aprende del prójimo, comparte lo que sabes

Al viajar, somos sujetos en movimientos en conexión con todo nuestro entorno. Conocemos grandes metrópolis, las mejores playas del mundo, los más increibles parques nacionales. Cuidales como a tu hogar.

Aprende de otros viajeros, de los locales, de como ellos se armonizan con los recursos, de como visten. Se discreto en los lugares que son muy diferentes a tu lugar de origen, nosotros somos quienes debemos adaptarnos al lugar a donde vamos, a la vestimenta, a la religión, a la comida. Obviamente no todo es color de rosa y no todas las costumbres nos encantarán. En Vietman haciendo un volunariado, no creía cuando los locales de la organización en la que trabajé me dijeron que para ellos era normal comer perros, y casi muero de impotencia cuando vi con mis propios ojos que atrapaban a un perro para comerlo.

Contagia el conocimiento: Después de un par de viajes aprenderás sobre visas, aeropuertos ofertas de vuelos, alojamiento, transporte público y jugadas locales de los lugares que visites, mejores épocas para viajar, entre otros, se solidario y comparte la información.

Creeme que pese a que estemos en la era de las comunicaciones, muchas personas no saben por dónde empezar para realizar su viaje soñado. Todo en la vida vuelve, no pierdas la oportunidad de ayudar.

9. La comida dice mucho más de lo que crees sobre los lugares

Depende tu origen y tu destino de viaje, la comida de un lugar puede sorprenderte más o menos. Es importante apoyar a los productores locales, animate a comer en los mercados, a probar cosas que nunca antes.

10. Viajá liviano y no te conectes más de lo necesario

Aunque admito que viajar liviano para mí sigue siendo un desafío, soy consciente que es un requisito ineludible para viajar más relajado. La realidad es que la ropa se lava, que sólo necesitas un buen abrigo por si a caso, un buen calzado y nada más -en líneas generales-. En internet hay muchísimos artículos sobre como viajar liviano, los infaltables a la hora de empacar, entre otros. Pero en lo posible, hazlo así, sólo lo necesario, lo justo, es una comodidad extra.

Por otro lado, en un mundo hiperconectado, donde las redes sociales nos mantienen comunicados con el mundo, donde queremos transmitir lo que vivimos por fotos, por ahí pecamos de estar más pendientes de conseguir Wi-Fi que disfrutar. No nos olvidemos que cada segundo que pasa no vuelve, y que al atardecer o amanecer que tenemos frente a los ojos, nos hace delirar sólo si lo vemos en vivo y en directo. Es la oportunidad perfecta para conectarnos con nosotros mismos, o con nuestros compañeros de viaje.

¡Simplemente Viaja!
Que el ejercicio de la nostalgia nos dé el impulso suficiente para seguir haciendo lo que nos mueve por dentro, lo que sentimos con convicción, que haya pocos arrepentimientos y ningún “que hubiera pasado si..”. No compares cada destino, vive cada lugar con la emoción de que es la primera vez que sales de casa. Haz una bucket list y cúmplela. No todos te entenderán, pero si sigues lo que sientes no hay nada que perder.
Armate de coraje, “el mundo es de los valientes” dice Pablo Arribas, entrégate a la experiencia, agudiza los sentidos, piérdete en una ciudad, disfrutá de la diversidad, enamorate al aire libre. Vivimos escuchando permanentemente “lo que hay que hacer”, por una vez escuchate a vos y liberate, hazlo con cada partícula de tu cuerpo. Te aseguro que ningún tren pasa una sola vez, sino cuando pongas toda tu energía en comprar el ticket para tomarlo.